Hoi An - Isla Cham. 30 Junio 2015

La idea de hoy es ir a la Isla de Cham, por lo que nos hemos levantado pronto. Pero después de bajar a desayunar nos hemos dado cuenta que no lo suficientemente pronto. Para terminar todo lo que nos han servido deberíamos habernos levantado un par de horas antes y haber corrido una maratón para hacer hambre. Madre de dios !! Nos han servido tanto que han tenido que ponernos una mesa al lado para ir dejando las cosas.

Hemos iniciado con un café con leche condensada, una tortilla, tostadas con mantequilla y mermelada, ensalada verde, ensalada de tomate con pepino, una especie de pan tibetano, té, sopa de noodles con pollo, plátanos, sandía. Ha sido una lástima la cantidad de comida que hemos dejado en la mesa. Sí ya el hotel por si solo merecía ser recomendado por ubicación y precio, que os vamos a decir del desayuno, espectacular. Además del trato recibido que ha sido agradable y muy atento en todo momento.

Con el estómago bien lleno hemos ido a la isla de Cham. Primeramente en minivan hemos ido al pueblo de Bai Land, desde donde salen los barcos que te llevan hasta la isla de Cham. En realidad son una cuantas islas que conforman un archipiélago de aguas azules. La única isla habitada es Hon Lao. Hemos dedicado parte de la mañana a recorrer sus dos principales pueblos, Bai Lang donde hemos podido ver su mercado de pescado y Bai Huong tranquilo pueblo donde el tiempo se ha detenido y se respira tranquilidad en todas sus esquinas. Aunque esto se termina en cuanto llegas al templo budista Ong Ngu, lleno de bulliciosos turistas. Este curioso templo está dedicado a las ballenas que les ofrecían su protección en el mar.

Después de pasar un buen rato recorriendo esta pequeña isla y viendo que aún hoy se puede vivir sin electricidad y ser feliz cogemos de nuevo la lancha para ir a una calita no muy lejos del puerto de Bai Lang. Se trata de una tranquila cala de aguas azules cristalinas donde hemos pasado el resto de la mañana practicando snorkel.

El sitio está bien, pero para bañarse, ya que para hacer snorkel no merece mucho la pena desplazarse hasta aquí. Apenas se ven peces. Alguna que otra estrella de mar y pequeños corales sin demasiado interés. Pero el sitio es bonito.

Sobre las 13 pm hemos puesto fin a nuestro baño y nos hemos dirigido a una de las playas de la isla. Un sitio precioso, típico de postal de película. Playa larga, semidesértica, con las palmeras casi en la misma orilla...

En esta playa hemos comido en el único restaurante que hay. Un sitio muy normalito, sin ningún tipo de lujo, pero que se come muy bien. Una sopa de verduras, arroz, noodles, sepia, verdura, vieira, y cerdo ha sido lo que nos han servido. Si algo vamos a sacar en claro de nuestro viaje a Vietnam es que aquí no se pasa hambre. No hacemos nada más que comer.

Antes de coger de nuevo el barco que nos llevará de nuevo al continente, decidimos darnos un chapuzón en el tranquilo mar, para intentar mitigar un poco el asfixiante calor que vuelve a hacer hoy. Pero el agua está también calentorra, así que lo que es refrescarnos poco. Pero es una gozada bañarse en una playa así, sin apenas gente.

Al llegar de nuevo a Hoi An lo primero que hacemos es pasar por nuestro alojamiento para darnos una ducha y cambiarnos de ropa, para continuar con nuestro paseo por la parte vieja del pueblo. Ayer no tuvimos tiempo de visitar todos los sitios y aún nos queda parte del ticket, así que pasamos parte de la tarde recorriendo lugares y templos milenarios como han sido la pagoda  Phac hat diferentes casas antiguas hoy convertidas en tiendas, el templo Quan Cong y algunos sitios más que hemos ido descubriendo por el camino.

Pero como no podía ser menos también hemos tenido tiempo para tomarnos una cerveza tranquilamente con unas especies de  galletas locales hechas con coco. Un buen aperitivo si señor.

A la hora de la cena, hemos decidido darnos un homenaje. Está bien comer barato, de hecho está perfecto, pero hoy nos apetece ir a un sitio un poquito mejor a comer buen pescado. Así que después de buscar por el pueblo un local de este estilo nos decidimos por el Green Mango, un restaurante que en otros tiempos fue una casa señorial. Es un local precioso y tranquilo. Decidimos cenar en su balcón con vistas a la calle principal y con más ambiente de Hoi An. Para cenar pedimos unos rollitos vietnamitas frescos, hacia días que no comíamos y teníamos el mono, un arroz con pescado y frutos del mar, y por supuesto una buena y fresca Larue.

Con esta espectacular cena y un pequeño paseo al anochecer por la orilla del río, ponemos fin a otro interesante día en Vietnam. Lástima que ya empecemos con la cuenta atrás, porque este país está resultando increíble.

Hue - My Son - Ho Chi Minh. 1 Julio 2016

Hoy hemos tenido que madrugar bastante. Para las 5 de la mañana ya estábamos desayunando. Vamos a ir a ver las ruinas de My Son y para evitar los calores agobiantes es recomendable madrugar. A estas horas no pensábamos que íbamos a desayunar nada, ya que al tratarse de una casa particular no creíamos que tan pronto se levantase nadie para hacernos el desayuno, pero la dueña de la casa se ha pegado el madrugón padre para hacernos café. Desde luego que se están portando en este alojamiento.

Sobre las 5.30 ha venido una minivan a recogernos al hotel para llevarnos a las ruinas. Ayer a la tarde, reservamos la excursión en el propio hotel. No recuerdo el precio exactamente pero más o menos pagamos unos 4 dolares persona por el transporte y guía.

Pero antes de iniciar el viaje, hemos pasado por unos cuantos hoteles a recoger más gente. Ya con la minivan llena nos hemos puesto en marcha dirección las ruinas. Pero antes, hemos realizado una última parada para comprar en un puesto callejero arroz estilo Hoi An para desayunar. Se trata de un arroz blanco con una especie de tomate picante. Menos mal que en el hotel no hemos desayunado porque sí nos metemos el desayuno de ayer y ahora esto...

Tras un viaje de poco más de una horita, por fin llegamos a la jungla para ver las ruinas de My Son. Menos mal que hemos madrugado porque a estas horas ya hace calor. Estas ruinas son el yacimiento con más restos Cham de Vietnam. Antes de iniciar nuestra visita hemos tenido que pasar por el centro de visitantes a comprar nuestra entrada, 100.000 dong unos 4 euros.

La pena de estas ruinas es que llegaron mucho antes las tropas estadounidenses que nosotros, y fieles a su gran cultura, y sus conocimientos en arte, decidieron que lo mejor era bombardear todas las ruinas. Así que solamente podemos ver una pequeña parte de lo que realmente era este sitio, podremos ver unos 20 templos de los 68 que existieron. Una lástima. Gracias tío Sam.

Las ruinas de My son, en otra época fue el centro religioso más importante del reino Champa y se cree que pudo ser cementerio de sus monarcas. En la actualidad este sitio es patrimonio mundial de la UNESCO.

El santuario está dividido en grupos, en 10 exactamente llamados A,B.C,D,E,F,G,H,K. Las construcciones de My Son abarcan templos, torres, tumbas y estructuras de ladrillo rojizo que van enlazando las distintas edificaciones.

Los templos de My son tienen influencias Indias e Indonesias, apreciables particularmente en las esculturas en piedra con forma de diosas. Sin embargo las construcciones más llamativas son las torres Cham. Estas torres están divididas en 3 zonas: la base (representa la tierra), la parte central (representa el mundo espiritual) y la parte superior de la torre (representa el reino entre el cielo y la tierra).

El grupo arqueológico A de My Son contenía el grandioso templo dedicado al dios Sambhubhadresvara conocido como torre A1. Los únicos restos visibles de esta grandiosa torre son una pila de ladrillos rojos rodeados de matorrales.

Los grupos arqueológicos B, C y D de My Son son los grupos que presentan un mejor estado de conservación, estos templos y construcciones están situados en el centro del complejo de My Son y sirven para hacernos una idea de lo majestuoso de este lugar hace cientos de años.

Sin duda, la visita a My Son es una de las mejores cosas que podéis hacer en Vietnam.

La visita a las ruinas se puede demorar todo lo que quieras, aquí te puedes perder. Nosotros hemos estado unas tres horas, tiempo suficiente para ver lo más destacado e importante del complejo.

La vuelta a Hoi An en lugar de hacerla por carretera, hemos preferido hacerla por el río, a bordo de un pequeño barco. No tenemos muy claro si merece la pena hacerlo así o no. Es cierto que ves cosas distintas a las que puedes ver en un viaje por carretera, también es más relajado y es algo diferente. Pero también es cierto que es mucho más lento y no sabemos si el tiempo perdido merece la pena o no. Ya que se puede emplear en Hoi An. No queremos decir que no sea bonito, porque ha estado muy bien, pero en nuestro caso, que no tenemos mucho más tiempo, ya que hoy nos vamos a Ho Chi Minh, creemos que nos hemos equivocado. En cualquier caso, ha sido muy curioso, y nos ha dado la oportunidad de tener unas cuantas fotos buenas. Sobre todo en el embarcadero, donde hemos coincidido con un grupo de niños que estaban jugando al futbol, y han estado muy receptivos a las fotos.

Sobre las 10.30 am, hemos llegado a nuestro alojamiento, donde la dueña ya nos estaba esperando para darnos el desayuno. Madre mía, pero si en Hoi An no hacemos nada más que comer. El desayuno ha sido igual que ayer....es decir bueno, contundente y grande. Aunque nos da mucho coraje dejar las verduras y la ensalada sin probar. Somos muy reticentes a probar nada que no esté previamente cocinado. Una colitis puede arruinar unas bonitas vacaciones.

En el mismo alojamiento hemos alquilado una moto de 125cc. En principio en Vietnam los extranjeros no pueden conducir sin un permiso especial, permiso que no tenemos, pero aquí la policía es muy respetuosa con los turistas y casi nunca te paran. Así que nos hemos envalentonado y por 4 euros el día completo hemos cogido la moto. Eso sí, es la moto del tío de la chica que está en recepción. Así que ni seguro, ni gasolina. Aunque llenar medio depósito nos ha costado 1 euro más. Así que por 5 euros tendremos una moto todo el día. Eso sí, con casco.

Con nuestra flamante scooter nos ponemos dirección a la playa de An Bang, eso sí con alguna que otra dificultad en los semáforos y con algún problemilla para esquivar esas motos que vienen de frente en sentido contrario. Pero finalmente, sanos llegamos a la playa. Lo primero es buscar un aparcamiento. Todos son de pago. Nada caros, por un euro lo hemos dejado debajo de una sombrilla en un bar a unos 100 metros de la misma playa.

La playa de An Bang está a unos 3 km de la ciudad y se trata de una de las mejores playas de Vietnam. Se trata de un largo tramo de fina arena, y un enorme océano algo caliente, con un horizonte interminable. Y lo que es mejor, cuatro turistas. Vamos, idílica.

Nada más llegar a la playa, somos invadidos por un grupo de chicas que nos querían alquilar un par de hamacas y una sombrilla. El precio?? igual que en primera línea de La Concha, 15000 dong, no llega al euro. Pero pese a que el sol aprieta y fuerte, decidimos irnos algo más cerca de la orilla con el fin de tener vigiladas las mochilas.

Pese a que por las mañanas esta playa es un remanso de paz, por lo que cuentan a las tardes se llena de gente local. Y ya sabemos que los vietnamitas son bastante ruidosos.

Sobre la media tarde, y ya cansados de estar en el agua y de tomar el sol, damos por finalizada nuestra jornada playera. Pero antes de ir hacia el alojamiento, nos tomamos una cervecita bien fría en el chiringuito de la playa. Hemos estado descansando un buen rato, bajo una sombrilla tirados en los sofás, y solamente hemos pagado un euro por la cerveza. Viva Vietnam.

Sobre las 16 pm nos volvemos lentamente hacia Hoi An. Ya que tenemos que devolver la moto, ducharnos, cenar algo y marcharnos al aeropuerto. La gente del alojamiento se han portado de maravilla. Después de devolver la moto, nos han dejado una habitación para que nos podamos duchar tranquilamente y cambiarnos de ropa. Nos han tratado de lujo en este sitio. Sin duda, que si vuelvo algún día a Hoi An, volveré aquí.

Agotamos nuestros últimos momentos en Hoi An paseando por la parte vieja y buscando un sitio donde poder comer algo rápidamente antes de irnos para el aeropuerto, rumbo Ho Chi Minh.

Elegimos un restaurante con una terracita para poder tomar un par de sándwich de pollo con unas patatas fritas y un ice tea. Mientras estamos cenando recibimos un mail de la compañía aérea avisando que nuestro vuelo se retrasa una hora. Menos mal, que se retrasa, porque se llega a adelantar y tenemos problemas para llegar.

A las 18.30 pm hemos vuelto al alojamiento, donde hemos quedado con el chofer que hemos contratado para que nos lleve al aeropuerto de Danang. Vamos a llegar con una hora de adelanto, uff demasiado tiempo para un aeropuerto pequeño.

Finalmente sobre las 23.30 pm llegamos a Ho Chi Minh. Menos mal que nos está esperando un chofer del hotel porque el hotel está un poco escondido en un callejón en el centro de la ciudad y habría sido un poco complicado dar con él. En fin, que ya estamos en Ho Chi Minh dando los últimos coletazos a estas vacaciones.

Ho Chi Minh - Túneles de Cu Chi. 2 Julio 2016

Hemos empezado el día calentitos. Lo primero que hemos hecho en la ciudad ha sido discutir con la propietaria del hotel. Anoche llegamos muy tarde y nos encontramos la habitación sucia, el baño sin hacer, sin toallas, sin papel higiénico, sin wifi...vamos que lo único bueno de la habitación era nada. Era una habitación oscura, y claro pensaréis, normal era de noche. Sí era de noche y al abrir la ventana nos encontramos con la pared de otro edificio a un metro. Un desastre de habitación.

Después de discutir con la dueña (hemos descubierto que manejamos mejor el inglés cabreados que de turisteo) se ha comprometido a cambiarnos de habitación. Nos ha ofrecido una de calidad superior y sin coste. Ya veremos, no me fio.

Teniendo en cuenta que se nos retraso el avión y que no íbamos a tener mucho tiempo para buscarnos la vida en buscar la forma de ir a los túneles du Cu Chi, ayer reservamos por mail la excursión con el hotel. Y después nos hemos dado cuenta que ha sido un grave error, ya que hemos podido ver la misma excursión con la misma compañía a la MITAD de precio si la reservas directamente con ellos. Nosotros hemos pagádo 24 dólares.
Antes de ir en busca del bus para visitar los famosos túneles, subimos al comedor a desayunar. El servicio del desayuno no ha podido ser más lento, y todo para traernos dos mendrugo de pan con mantequilla, dos cafés y un té. Madre mía !!! que inicio más duro de día.

Sobre las 8 am a venido a buscarnos a la puerta del hotel el guía de nuestra excursión a los famosos túneles de Cu Chi. El hotel está en un callejón estrecho donde el autobús no puede entrar. Es lo bueno de este hotel, la ubicación, céntrico.

Si algo puede simbolizar la tenacidad de los vietnamitas, son estos túneles. Esta red de túneles fue famosa en la década de los 60, ya que permitió a vietcong controlar una vasta área rural. solamente en el distrito de Cu Chi hay más de 250 km de túneles. Esta red de túneles en algunos lugares tenía varios pisos de profundidad, numerosas trampillas, estancias construidas, zonas de almacenamiento, fábricas de armas, hospitales de campo, centros de mando y cocinas. Vamos una ciudad entera bajo tierra. Lo que permitió que los vietnamitas ganar la guerra contra los todo poderosos estadounidenses.

La visita es de lo más interesante, pese a que mucha gente no opina lo mismo, ya que se trata de una parte muy importante de la historia de Vietnam. Los puntos de visita más interesante son Ben Dinh, la red de túneles más visitada. En este lugar los túneles tienen una altura de 1,2 m y una anchura de 80 cm.

El otro lugar más visitado es Ben Duoc. Aquí, dentro de las salas subterráneas hay búnkeres, un hospital y un centro de mando.

En nuestra opinión, y tras pasar aquí parte de la mañana, es que se trata de una visita durilla, pero que debería ser imprescindible en toda visita a Ho Chi Minh.

Una vez en Ho Chi Minh, lo primero que hacemos es ir a comer algo. Así que nos ponemos de rumbo al centro de la ciudad y paramos en un pequeño restaurante de camino. Aquí acompañando nuestra cerveza fría nos comemos un plato de arroz frito y unos rollitos fritos.

Lo primero que hacemos es entrar en el mercado de Ben Thanh. Se trata del mercado más céntrico de Ho Chi Minh. Es un edificio enorme en el que puedes comprar de todo, sobre todo camisetas, especias, telas y souvenirs. Es agobiante pasar entre las tiendas, te intentan vender lo que sea, te agarran de la mano, lo que sea por vender. Todo se traduce en un buen regateo, y comprobado por bien que regatees y por barato que creas que has sacado el producto lo encontrarás más barato unos puestos más abajo o arriba. En el momento en que se te pasa el agobio, termina siendo divertido.

El siguiente edificio a visitar el edificio del comité del pueblo. Se trata de uno de los edificios más representativo de la ciudad. Nos hemos tenido que conformar con verlo por fuera, ya que no está abierto al público.

Desde aquí, dando un paseo, vamos a la opera o también llamado teatro municipal. Es un bonito edificio de la época francesa y alberga el ballet y la orquesta sinfónica de Ho Chi Minh.

Cuando hemos ido a ver la opera por dentro, nos han informado que había un espectáculo en breve. Así que después de ver un vídeo del espectáculo hemos comprado un par de entradas para verlo. Hemos pagado 40 euros por cada uno 1050000 dongs, con un refrigerio incluido. Ha sido un poco caro, pero ha merecido la pena. Se trataba de un espectáculo tipo al circo del sol,  con un poco de teatro, acrobacias y gimnasia, con artistas todos vietnamitas. Todo esto con música en directo. El espectáculo se llamaba AO show, y dura unos 60 minutos, que se hacen cortos. Precioso, nos ha encantado.

Antes de ir a cenar, damos una vuelta por el centro financiero de Ho Chi Minh. Parece que estamos en otra parte del mundo. Este distrito es mucho más moderno que lo que hasta ahora hemos visto en el país. Rascacielos, grandes avenidas, luces, tiendas de diseño, gente...como cualquier gran ciudad. Sin duda estamos en el distrito Dong Khoi.

Paseando en busca de la catedral, damos con un restaurante lleno de gente, con un gran jardín. La carta y el ambiente parecen agradable, así que decidimos cenar aquí. El sitio estaba bien, y la cerveza fría, pero para quitar el hambre no es un sitio recomendable. Nuestra cena ha costado de 3 croquetas de patata, y cuatro costillas a la brasa, cocinadas en la propia mesa. Rico, pero escaso.

Poco a poco nos hemos acercado hasta la catedral de Notre Dame. Sí, no nos hemos equivocado de ciudad, en Ho Chi Minh está la catedral de Notre Dame. De estilo neorromántico y de ladrillos, está iglesia dedicada a la virgen María, está en el centro del barrio financiero. Lo que más nos ha llamado la atención es la cantidad de jóvenes que hay en los jardines colindantes, sentados en plásticos y tomando cerveza. Es todo un negocio, hay cantidad de gente con neveras vendiendo cerveza casera y ofreciendo pedazos de cartón para que te sientes en el suelo. El botellón vietnamita. Y claro, donde hay mucho joven, hay muchas motos en la acera.

Justo enfrente se levanta la oficina central de correos, iluminado es un edificio precioso, se trata de un clásico de la época francesa, diseñado por Eiffel. Al igual que la catedral, está cerrado, así que nos conformamos con verlo por afuera y sacar alguna mala foto nocturna.

Con un largo paseo hasta el hotel, damos por cerrado un día más en Vietnam. Veremos que nos depara mañana el Mekong.

Delta Mekong ( My Tho- Ben Tre- Can Tho). 3 Julio 2016

Ayer cuando llegamos a la noche al hotel, nos habían cambiado la habitación. Se supone que esta nueva era de categoría superior a la de ayer. Hemos supuesto que lo de superior era porque se trata de la habitación con mayor altitud de todo el hotel. La habitación es cierto que está mejor. Más limpia, mayor y mejor baño, cama king size, y mucho más iluminada y con vistas. Pero para llegar a ella tienes casi que ser un experto escalador. Se trata de la terraza del hotel donde han sacado una habitación más. Y para acceder a ella, tienes que subir por unas escaleras supletorias con una huella enana, y empinadas que te cagas. Las tienes que subir de medio lado y agarrado a la barandilla para no descalabrarte, y subir las mochilas ha sido complicado. Pero cierto es que la habitación estaba mejor y que los vecinos no molestan.

La habitación hemos mejorado, cierto. Pero el desayuno sigue siendo un café y un mendrugo de pan. Y el servicio no destaca precisamente por su rapidez y su fluido inglés. En fin, al menos hemos dormido bien.

A las 8 am hemos quedado en la oficina de la agencia de viajes para ir al delta del Mekong. Ayer reservamos el viaje en la misma agencia con la que fuimos a los túneles de Cu Chi. La misma excursión en el hotel, con la misma compañía costaba el doble. Por dos días, una noche hemos pagado 560.000 dongs, unos 22 euros cada uno. Así que el hotel se columpia un rato.

Al cabo de un viaje de tres horas , llegamos a My Tho, que ejerce como puerta de entrada al delta del Mekong. Se trata de una importante ciudad mercantil con muy poco interés turístico. Bajamos del autobús para coger un barco que nos va a llevar navegando por uno de los ríos más grandes del mundo, el Mekong "cuenco de arroz", y su delta uno de los mayores del mundo. La primera visita es a la isla de la Tortuga, popular por sus talleres de dulce de coco y su vino de plátano. Pese a ello, nos enseñan como elaboran diferentes productos con miel, entre los que probamos un buenísimo té, mientras un grupo de campesinos acompañados a la guitarra por nuestro guía nos interpretan varias canciones tradicionales vietnamitas, con más voluntad que voz, por cierto.

Todavía con los pelos de punta y los oídos taladrados por la actuación, cogemos un pequeño bote que nos llevará navegando por el canal Ben Tre hasta el islote de Thoi Son. Navegar por estos canales te hace sentir como si estuvieses dentro de un film de la guerra de Vietnam. Este islote es conocido como el almacén de frutas de Vietnam. En este lugar visitamos una fábrica artesanal de caramelos de coco. Muy ricos por cierto, aunque algo dulces.

Después de comer, sopa verdura y arroz con cerdo, en un pueblecito perdido al que hemos ido dando un paseo, volvemos a coger un pequeño barco que nos llevará hasta un autobús para ir a visitar la Pagoda de  Vinh Trang. Situada en la ciudad de My Tho, esta vez en tierra firme, tenemos la Pagoda budista de Vinh Trang. Construida en 1849 y con una superficie de más de 14000 metros cuadrados, es la pagoda más grande de la provincia de Tien Giang. Lo más llamativo de la pagoda Vinh Trang es su arquitectura, mezcla de arquitecturas europeas y asiáticas. La pagoda está compuesta por un total de 178 columnas. En la parte trasera de la Pagoda  hay diversas estatuas de buda, 2 de ellas de un tamaño colosal.

Durante nuestra visita, el calor no ha bajado, pero la lluvia ha hecho acto de presencia. Ya nos habían advertido que aquí, siempre llueve.

Continuando por carretera vamos a Can Tho, donde hoy haremos noche. Can Tho se conoce en Vietnam como la despensa de arroz del país, ya que es una ciudad cuyo motor económico es principalmente la agricultura, siendo el cultivo de arroz la cosecha más importante. Situada  en las orillas del río Hau es una bulliciosa y animada urbe.

Tras hacer el check in, damos un pequeño paseo por las callejuelas de la ciudad, y de paso buscamos un lugar donde poder cenar algo. En nuestro recorrido damos con un pequeño restaurante donde no hay mucha gente, pero donde sirven pasta. Hoy estamos de antojo de pasta. Dos platos de spaghettis, uno con tomate y el otro arrabiata, y joder si picaba...como que hasta la camarera se ha dado cuenta y nos ha tenido que traer rápidamente un vaso de agua. Ha sido extraño comer spaghettis hechos de pasta de arroz. Pero no estaban malos del todo.

Después de cenar nos damos un pequeño paseo por la orilla del río, donde hay un bonito "paseo marítimo" con cuidados jardines y con las farolas decoradas como si fuese navidad.

Con este pequeño paseo damos por finalizado nuestro primer día en el Delta del Mekong.

Can Tho - Cai Rang - Ho Chi Minh. 4 Julio 2015

Para las 4 de la mañana ya estábamos en marcha. Queríamos ver cómo funciona la lonja local, y a esa hora está en plena efervescencia. Nada más bajar al hall del hotel, donde nos esperaba el guía, este nos mira las zapatillas y nos dice que no son adecuadas para el agua, que nos las cambiemos por unas chancletas. ¿como que no son adecuadas para el agua, si son unas salomón con gore tex? ¿pero vamos a nadar o a una lonja?

Menos mal que le hemos hecho caso y nos hemos puesto las chancletas. Menuda locura de sitio. Era una especie de nave comercial enorme, donde los pescadores en pequeños botes van trayendo la mercancía. Se pueden ver toda clase de peces y ranas. La mayoría los tienen vivos en tanques de agua. Aunque también puedes ver como despellejan vivas a las ranas...no es agradable creernos.
El suelo del lugar era una asquerosidad, el agua nos llegaba hasta los tobillos, y no era agua limpia no...era agua mezclada con tripas, sangre y quien sabe que.....agggg mejor no pensar. QUE ASCO!!! A los vendedores les debió de parecer divertido salpicarnos cuando pasábamos.

Ciertamente ha sido curioso madrugar para ver como se pone en marcha una lonja en Vietnam, el bullicio, el ir y venir de gente, la escasez de turistas...pero por otro lado, ha sido un poco asqueroso y nos atreveríamos a decir que si se es escrupuloso mejor no visitarlo. Eso sí, en caso de visitarlo, hay que hacerlo con las chancletas del hotel, así las dejas aquí y luego no tienes que desinfectarlas al llegar a España. Nosotros hemos dudado incluso en dejarlas en el hotel.

De vuelta al hotel, lo primero ha sido tomar una buena ducha. No sé si tendremos jabón suficiente para limpiarnos las piernas. Creo que todavía estoy en estado de incredulidad. No podemos decir que haya sido una excursión divertida, pero sí diferente.

Después de meter las chancletas en una bolsa de plástico y cerrarla con todos los nudos posibles, bajamos a desayunar. En seguida tenemos que coger un bote para ir a visitar alguno de los famosos mercados flotantes de Vietnam.

Elegimos el mercado flotante de Cai Rang, el mayor mercado de todo el Mekong. Este mercado lleno de Grandes barcos y pequeñas barcas a motor que se acercan a los barcos para vender sus productos, y de barcas a remo,  es un hervidero de actividad comercial. Este mercado está abierto desde las 5 hasta las 11 de la mañana, pero cuanto antes vayas mejor. Nosotros lo recorrimos en una barcaza con una veintena de personas más, aunque pudimos ver pequeñas embarcaciones de dos, que creemos es mejor para recorrer este mercado. Aunque parezca un desorden, aquí está todo muy ordenado. Las barcas que venden un mismo producto se agrupan en una misma parte del rio. En este mercado puedes encontrar de todo, desde fruta, verdura, arroz, pescado hasta ropa. Es una visita que merece unas cuantas fotos.

Tras pasar parte de la mañana navegando por el mercado, hemos decidido alquilar unas bicis para recorrer parte de los caminos rurales que comunican las pequeñas aldeas que hay en las orillas del Mekong. Unas de las atracciones que puedes descubrir en estos canales son los Puentes de los monos o Monkey bridge. Se trata de unos troncos de bambú puestos a modo de puente con una simple barandilla para cruzar los canales. Hay que ser prácticamente trapecista para cruzarlos sin caerse al agua, ya que son troncos muy finos. Ver como los pasan ellos, hace pensar que es muy fácil, ver como los pasan los turistas hace pensar "madre mía que guarrazo se va a pegar". De echo muchos turistas no nos atrevemos a cruzarlos. Y sí, decimos no nos atrevemos, porque nosotros fuimos de los valientes que se quedaron sin cruzarlo. ¿Total para qué? si luego tienes que volver...

Antes de volver al barco, paramos en una especie de restaurante, donde nos ofrecieron las delicias de la región. Todas ellas a la brasa, serpientes, ratas...mejor pruebo otro día, que acabo de darme cuenta que valoro mucho mis digestiones. Aunque el crío australiano con el que hemos coincidido en el restaurante no piensa lo mismo. Que tío, se ha comido él solito una rata. Ummm deliciosa, abra pensado.

Después de devolver las bici, seguimos navegando por un pequeño canal, hasta llegar a una pequeña fábrica de noodles. Esta pequeña fábrica se dedica a fabricar toda clase de productos con noodles de arroz, incluso pizzas, que por cierto estaban buenísimas, o noodles fritos a modo de patatas fritas tipo pajitas. Hemos podido comprobar cómo primero se hace la leche de arroz, como posteriormente con esa leche cocinan y secan unas especie de obleas enormes, las cuales posteriormente pasan por una máquina que las corta en forma de noodles, y como finalmente se empaquetan. Como os podéis imaginar todo totalmente artesanal y rudimentario. Solamente tres operarios. Ha estado bien, esta visita, muy bien. A partir de este día, cada vez que comamos noodles les darémos más valor que el puramente gastronómico.

Esto es todo lo que ha dado de si nuestros dos días en el Delta del Mekong. Un lugar increíble que hay que descubrir tranquilamente, sin prisas. Este país no deja de sorprenderte.

De vuelta en Ho Chi Minh, lo primero ha sido volver a hacer el check in en el hotel, este ha sido nuestro error en este viaje, reservar el mismo hotel para todos los días de nuestra estancia en Ho Chi Minh. Y de nuevo nos vuelven a dar la habitación de la palomera, esa en la que tienes que tener conocimientos de escalada para subir. Menos mal que la habitación está bien.

Tras ducharnos y cambiarnos de ropa, decidimos ir a dar un paseo por la zona financiera o Down Town de la ciudad. Esta parte de la ciudad cercana al río Saigón, está muy animada a estas horas de la tarde.

Paseando sin ningún tipo de rumbo, simplemente con la intención de disfrutar de la noche, nos encontramos con una pareja granadino-holandesa que hemos conocido en el delta del Mekong. Fijaros si Ho Chi Minh es grande y Vietnam más y nos los encontramos en los aledaños de la Torre Texco. Así que para celebrar el encuentro decidimos tomar unas cervezas juntos y cenar en un japonés.

Ha sido una buena forma de poner fin a este día, y a nuestra última noche en el país, ya que mañana a la tarde, pondremos rumbo a España.

Ho Chi Minh - Madrid. 5 Julio 2015

Hoy pasaremos nuestras últimas horas en este maravilloso país que tan bien nos ha tratado. Pese a ello, tampoco madrugamos en exceso, sobre las 8 am iniciamos nuestro día. Como ya os imaginareis nos está esperando un grandísimo desayuno. Un café con leche y un mendrugo de pan duro. Bueno, eso pensábamos que nos esperaba, ya que si nos descuidamos no nos sirven este delicioso manjar. Nos ha atendido una chica que más o menos hablaba el mismo inglés que Paco Martínez Soria, y ha sido incapaz de entender que lo que habíamos pedido era un café. Al cabo de un rato una compañera suya viene a decirnos que lo sentían mucho, pero que a su compañera se le había olvidado lo que habíamos pedido. ¿que se le ha olvidado? pero si solamente hemos pedido dos cafés !!! ¿qué es lo que se le ha olvidado, el dos o el café? madre mía que desastre de establecimiento.

Después de pagar la cuenta del hotel, donde vemos que SÍ nos ha cobrado el sobre coste de la habitación, que el primer día dijo que no nos cobraría, nos vamos a recorrer lo último que nos queda de la ciudad sin querer entrar en más discusiones. Es el último día, disfrutemos.

Hemos dirigido nuestros pasos hacia la Pagoda del emperador de jade en el distrito de Da Kao. Esta enorme pagado de 1909 está construida en honor del dios supremo taoísta, el emperador de jade. Se trata de uno de los templos más espectaculares de la ciudad. El ambiente está impregnado de oración e incienso.

Hemos pasado gran parte de la mañana callejeando por el distrito de Da Kao, lugar donde se encuentran la mayoría de consulados numerosos bares de moda además de algunos restaurantes de comida tradicional.

Poco a poco nos hemos ido acercando hacía la zona del hotel. Pero antes de nada, teníamos que brindar con cerveza nuestro viaje. Así que en un local que tenía buena pinta nos pedimos dos cervezas larue, y como aquí no existen los pintxos pues nos metemos entre pecho y espalda los últimos rollitos fritos del viaje. O los que creíamos iban a ser los últimos, porque poco rato después, en un restaurante justo al lado del hotel, para comer pedimos una arroz frito y lo acompañamos con unos rollitos, no podíamos despedirnos de Vietnam de otra forma. Iniciamos nuestra aventura con unos rollitos y la despedimos de igual manera.

De esta forma tan gastronómica ponemos fin a nuestros días en Vietnam. Un fabuloso país, altamente recomendable, donde la amabilidad de su gente y su historia te cautivan desde el primer momento. No sabemos si algún día volveremos, pero siempre tendremos grandes recuerdos de este viaje.

cảm ơn bạn Việt Nam