Tras pasar más de 30 horas y 14145 km viajando desde Pamplona hasta la capital de Vietnam, por fin estamos
en Hanói. El viaje ha sido largo y lleno de contratiempos. Primero, se nos ha
retrasado el vuelo que nos llevaría desde Madrid hasta Abu Dabi cerca de una
hora. En Abu Dabi hemos tenido que recorrernos todo el aeropuerto al galope,
para que finalmente se vuelva a retrasar nuestro vuelo una hora. Pero aún teníamos una sorpresa más. Al llegar
a Singapur nuestras mochilas no estaban....nos han salido aventureras y han decidido visitar Sídney.
Tras un primer momento de desconcierto, hemos tenido que ir a poner una
reclamación por la perdida, que casi hace que perdamos nuestra conexión con Hanói.
Finalmente hemos saldado el contratiempo con 100 $ Singapurenses que vienen a
ser unos 80 $ americanos con un cabreo y con la firma de un papel que con las
prisas no hemos leído bien...ay dios que habremos firmado!
Pero por fin, a las 16.30 pm pisamos
tierras vietnamitas. En el aeropuerto estaba esperándonos pacientemente un chofer que habíamos contratado con anterioridad por 15 euros para que nos lleve
hasta nuestro hotel. La primera sensación que hemos tenido de Vietnam ha sido
de un calor asfixiante. La cara del vietnamita cuando le hemos dicho que todo
nuestro equipaje son dos pequeñas mochilas de 20 litros, ha sido para
fotografiar...madre mía a donde van estos dos guiris....
Tras un servicial check in en el hotel que será nuestro cuartel general durante nuestra estancia en Hanói, nos
hemos ido directamente al centro de la ciudad a gastar nuestros 80 $ en algo de
ropa para poder pasar los próximos días. Aunque para ello lo primero que hemos
tenido que hacer es cambiar los dólares a Dongs, algo que no hemos hecho en el
aeropuerto por las prisas. Como medida de urgencia hemos tenido que hacer el
cambio en una "agencia de cambio" pero no nos ha salido muy bien, así
que cambiamos solo 50 $ y mañana cambiaremos más en algún banco. Parecemos
novatos.

Desde la terraza de este local
podemos comprobar el caos circulatorio que es esta ciudad y la cantidad de
gente que se mueve de un lado para otro por la calle. El barrio antiguo da
sensación de caos y estrés.
Un consejo, para los futuros
visitantes. Cruzar la calle puede parecer misión imposible, pero nada más lejos
de la realidad. lo único que se debe hacer es cruzar la calle con una velocidad
lenta y constante, sin pensar en que lo que estás haciendo es la actividad más
arriesgada que vayas a volver hacer jamás. Del resto, se encargan las mil motos
que te van a esquivar y los quinientos taxis que te van a rodear para no
pillarte. Si cruzas despacio ellos te esquivan, lo único que debes hacer es no
variar bruscamente tu dirección. Y cruzas, asegurado.
Una vez que hemos descansado un
poco y que hemos iniciado nuestra particular aclimatación al país, damos una
pequeña vuelta por un mercadillo que ponen todos los fines de semana en el
barrio antiguo en busca de alguna camiseta o pantalón para poder usar mientras
nos llegan las mochilas.
Antes de retirarnos a nuestro
hotel, nos sentamos en plena calle en unos taburetes de plástico que están por
todos los lados a tomarnos una cerveza mientras escuchamos a un grupo de música
callejero. Hemos descubierto que aquí toman la cerveza con hielo. Nos han
servido dos cervezas calientes con las jarras llenas de hielo. Así que como no
vamos a tomar hielo para evitar visitas innecesarias al wc nos tomamos las
cervezas a temperatura ambiente, que esta noche debe ser de unos 30ºC....ha
sido divertido, estar tomando una cerveza rodeado de gente local y sentados en
plena calle.
Ahora sí que ya vacíos de
fuerzas, tomamos el camino de la retirada para intentar descansar un poco. Han
sido unas horas intensas.