Can Tho - Cai Rang - Ho Chi Minh. 4 Julio 2015

Para las 4 de la mañana ya estábamos en marcha. Queríamos ver cómo funciona la lonja local, y a esa hora está en plena efervescencia. Nada más bajar al hall del hotel, donde nos esperaba el guía, este nos mira las zapatillas y nos dice que no son adecuadas para el agua, que nos las cambiemos por unas chancletas. ¿como que no son adecuadas para el agua, si son unas salomón con gore tex? ¿pero vamos a nadar o a una lonja?

Menos mal que le hemos hecho caso y nos hemos puesto las chancletas. Menuda locura de sitio. Era una especie de nave comercial enorme, donde los pescadores en pequeños botes van trayendo la mercancía. Se pueden ver toda clase de peces y ranas. La mayoría los tienen vivos en tanques de agua. Aunque también puedes ver como despellejan vivas a las ranas...no es agradable creernos.
El suelo del lugar era una asquerosidad, el agua nos llegaba hasta los tobillos, y no era agua limpia no...era agua mezclada con tripas, sangre y quien sabe que.....agggg mejor no pensar. QUE ASCO!!! A los vendedores les debió de parecer divertido salpicarnos cuando pasábamos.

Ciertamente ha sido curioso madrugar para ver como se pone en marcha una lonja en Vietnam, el bullicio, el ir y venir de gente, la escasez de turistas...pero por otro lado, ha sido un poco asqueroso y nos atreveríamos a decir que si se es escrupuloso mejor no visitarlo. Eso sí, en caso de visitarlo, hay que hacerlo con las chancletas del hotel, así las dejas aquí y luego no tienes que desinfectarlas al llegar a España. Nosotros hemos dudado incluso en dejarlas en el hotel.

De vuelta al hotel, lo primero ha sido tomar una buena ducha. No sé si tendremos jabón suficiente para limpiarnos las piernas. Creo que todavía estoy en estado de incredulidad. No podemos decir que haya sido una excursión divertida, pero sí diferente.

Después de meter las chancletas en una bolsa de plástico y cerrarla con todos los nudos posibles, bajamos a desayunar. En seguida tenemos que coger un bote para ir a visitar alguno de los famosos mercados flotantes de Vietnam.

Elegimos el mercado flotante de Cai Rang, el mayor mercado de todo el Mekong. Este mercado lleno de Grandes barcos y pequeñas barcas a motor que se acercan a los barcos para vender sus productos, y de barcas a remo,  es un hervidero de actividad comercial. Este mercado está abierto desde las 5 hasta las 11 de la mañana, pero cuanto antes vayas mejor. Nosotros lo recorrimos en una barcaza con una veintena de personas más, aunque pudimos ver pequeñas embarcaciones de dos, que creemos es mejor para recorrer este mercado. Aunque parezca un desorden, aquí está todo muy ordenado. Las barcas que venden un mismo producto se agrupan en una misma parte del rio. En este mercado puedes encontrar de todo, desde fruta, verdura, arroz, pescado hasta ropa. Es una visita que merece unas cuantas fotos.

Tras pasar parte de la mañana navegando por el mercado, hemos decidido alquilar unas bicis para recorrer parte de los caminos rurales que comunican las pequeñas aldeas que hay en las orillas del Mekong. Unas de las atracciones que puedes descubrir en estos canales son los Puentes de los monos o Monkey bridge. Se trata de unos troncos de bambú puestos a modo de puente con una simple barandilla para cruzar los canales. Hay que ser prácticamente trapecista para cruzarlos sin caerse al agua, ya que son troncos muy finos. Ver como los pasan ellos, hace pensar que es muy fácil, ver como los pasan los turistas hace pensar "madre mía que guarrazo se va a pegar". De echo muchos turistas no nos atrevemos a cruzarlos. Y sí, decimos no nos atrevemos, porque nosotros fuimos de los valientes que se quedaron sin cruzarlo. ¿Total para qué? si luego tienes que volver...

Antes de volver al barco, paramos en una especie de restaurante, donde nos ofrecieron las delicias de la región. Todas ellas a la brasa, serpientes, ratas...mejor pruebo otro día, que acabo de darme cuenta que valoro mucho mis digestiones. Aunque el crío australiano con el que hemos coincidido en el restaurante no piensa lo mismo. Que tío, se ha comido él solito una rata. Ummm deliciosa, abra pensado.

Después de devolver las bici, seguimos navegando por un pequeño canal, hasta llegar a una pequeña fábrica de noodles. Esta pequeña fábrica se dedica a fabricar toda clase de productos con noodles de arroz, incluso pizzas, que por cierto estaban buenísimas, o noodles fritos a modo de patatas fritas tipo pajitas. Hemos podido comprobar cómo primero se hace la leche de arroz, como posteriormente con esa leche cocinan y secan unas especie de obleas enormes, las cuales posteriormente pasan por una máquina que las corta en forma de noodles, y como finalmente se empaquetan. Como os podéis imaginar todo totalmente artesanal y rudimentario. Solamente tres operarios. Ha estado bien, esta visita, muy bien. A partir de este día, cada vez que comamos noodles les darémos más valor que el puramente gastronómico.

Esto es todo lo que ha dado de si nuestros dos días en el Delta del Mekong. Un lugar increíble que hay que descubrir tranquilamente, sin prisas. Este país no deja de sorprenderte.

De vuelta en Ho Chi Minh, lo primero ha sido volver a hacer el check in en el hotel, este ha sido nuestro error en este viaje, reservar el mismo hotel para todos los días de nuestra estancia en Ho Chi Minh. Y de nuevo nos vuelven a dar la habitación de la palomera, esa en la que tienes que tener conocimientos de escalada para subir. Menos mal que la habitación está bien.

Tras ducharnos y cambiarnos de ropa, decidimos ir a dar un paseo por la zona financiera o Down Town de la ciudad. Esta parte de la ciudad cercana al río Saigón, está muy animada a estas horas de la tarde.

Paseando sin ningún tipo de rumbo, simplemente con la intención de disfrutar de la noche, nos encontramos con una pareja granadino-holandesa que hemos conocido en el delta del Mekong. Fijaros si Ho Chi Minh es grande y Vietnam más y nos los encontramos en los aledaños de la Torre Texco. Así que para celebrar el encuentro decidimos tomar unas cervezas juntos y cenar en un japonés.

Ha sido una buena forma de poner fin a este día, y a nuestra última noche en el país, ya que mañana a la tarde, pondremos rumbo a España.